Bartolomé Vázquez fue un grabador español natural de Córdoba. Formado en y dedicado a la platería, tras su traslado a Madrid ya en la edad adulta, toma contacto con el arte del grabado y se interesa por él.
Destacó gracias a su aplicación de sus conocimientos como platero al arte del grabado, recibiendo el encargo del Conde de Floridablanca de dedicarse al grabado por puntos, llamado Manera Bartolozzi, un arte poco desarrollado en España, pero sí en Europa. Dedicado a ésta nueva técnica, e intentando difundirla por el país, se gana la enemistad del director de grabado de la Real Academia de San Fernando, el influyente y prestigioso Manuel Salvador Carmona, de corte academicista y conservador en el arte del grabado. No obstante, pese a la oposición encontrada y gracias a la protección del Secretario de Estado del Rey, Vázquez fue encargado de realizar varias láminas con ésta técnica para la Compañía para el grabado de los reales palacios y para la colección de Hombres Ilustres, además de colaborar en la ilustración de varias publicaciones que realizaron la Imprenta Real y editores privados, y unas pocas estampas de devoción y retratos.
Finalmente su reconocimiento llegó en 1785, cuando fue nombrado Académico de la Real Academia de San Fernando, institución que le dedicó una elogiada necrológica con motivo de su muerte en 1802.