Jorge Castillo, un artista con más de seis décadas de trayectoria, se introdujo en el mundo del arte gráfico de la mano de Dimitri Papagueorguiu. Su obra fue influida por diversos contextos internacionales, especialmente en Ginebra, donde Jan Krugier y otros contribuyeron significativamente a su desarrollo como grabador. En los años setenta, sus obras gráficas, incluyendo aguafuertes, litografías y grabados en madera, alcanzaron gran cantidad y calidad, con más de trescientas piezas creadas en Berlín.
Castillo es reconocido por su habilidad en múltiples medios, incluyendo pintura, escultura y cine, pero es en el dibujo donde destaca especialmente. Su estilo se caracteriza por una meticulosa ejecución técnica y un profundo significado conceptual, lo que le ha valido elogios y premios tanto a nivel nacional como internacional, entre ellos el Premio Nacional de Arte Gráfico 2024, que convoca la Academia a través de la Calcografía Nacional.
Su obra gráfica se equipara en importancia a sus pinturas y esculturas, mostrando un mapa iconográfico único y coherente que refleja sus temas recurrentes como la intimidad, la introspección y cuestiones esenciales como la relación con la naturaleza y la sensualidad.
Castillo reivindica la influencia de los maestros antiguos y su enseñanza en su obra, fusionando la estética clásica con una mirada contemporánea. Este enfoque ha definido su identidad como artista, destacándolo como un creador singular y atemporal.